La Cazumbada 2024[1] fue un viaje a la honestidad brutal. No hubo una puesta en escena. No hubo un show para donantes ni para colegas. Tampoco story-telling. Hubo una vivencia de lo real, del fracaso del sistema y de los infinitos desafíos de las comunidades para crear respuestas alternativas y pelear por sus derechos. No hubo hoteles de lujo, ni comidas de lujo ni transporte de lujo. Algunas veces no hubo agua corriente. No hubo verticalidad ni jerarquías. Hubo muchas músicas, muchos cantos y muchas risas. Hubo los básicos y los importantes para sostener la esperanza colectiva. Hubo compromiso, tenacidad y horizonte de lucha. Hubo somos lo mismo y estamos...
La Cazumbada 2024[1] fue un viaje a la honestidad brutal. No hubo una puesta en escena. No hubo un show para donantes ni para colegas. Tampoco story-telling. Hubo una vivencia de lo real, del fracaso del sistema y de los infinitos desafíos de...